Paracelso, Textos esenciales / Alquimia significa: llevar a su fin algo que no está acabado, obtener el plomo del metal y elaborarlo para aquello a lo que está destinado... Reconoced pues que Alquimia no es otra cosa que el arte de convertir lo impuro en puro por medio del fuego... ella puede separar lo inútil de lo útil y llevarlo a su materia final y a su esencia final ...


Alquimia, el arte de la transformación 
¿Quién puede ser hostil a la Alquimia, si no tiene culpa alguna? Culpable es aquel que no la conoce y no la aplica correctamente. 
Haz que a la luz de la Naturaleza haya en ti un gran y elevado misterio, que una cosa pierda y pueda olvidar completamente su forma y figura, para volver a surgir de la nada convertida en algo que en su fuerza y virtud es mucho más noble de lo que lo era al principio. 
Nada ha sido creado como última materia, en su estado final. Todo se crea primero en su prima materia, su materia inicial; sobre la que viene Vulcano, que a través del arte de la Alquimia lo transforma en su materia final... Porque Alquimia significa: llevar a su fin algo que no está acabado, obtener el plomo del metal y elaborarlo para aquello a lo que está destinado... Reconoced pues que Alquimia no es otra cosa que el arte de convertir lo impuro en puro por medio del fuego... ella puede separar lo inútil de lo útil y llevarlo a su materia final y a su esencia final. Alquimia y resurgimiento 
La transformación de los metales es un gran secreto de la Naturaleza. Por trabajoso y difícil que sea, por muchos avances y retrocesos que se sufran, no va contra la Naturaleza ni contra el orden divino, como muchas personas afirman erróneamente. Sin embargo, transformar los cinco metales menores e impuros, es decir: cobre, estaño, plomo, hierro y mercurio, en los metales superiores, puros y completos: oro y plata, no se puede lograr sin una «tintura» o sin la «piedra de los sabios». 
Desde antiguo, la Filosofía ha intentado separar el Bien del Mal y lo puro de lo impuro, lo que significa que todas las cosas han de morir, sólo el alma debe vivir eternamente. Como sólo el alma debe persistir, mientras el cuerpo se corrompe, pensarás también que una semilla debe pudrirse si ha de dar fruto. Pero ¿qué quiere decir pudrirse? No es sino que el cuerpo se pudre mientras su esencia, el Bien, el alma, se mantiene. Esto ha de saberse de la putrefacción. Y si se ha comprendido el sentido de esto se posee la perla que contiene todas las virtudes. 
La putrefacción es el principio de todo surgimiento... Transforma figura y esencia, fuerzas y virtudes de la Naturaleza. Del mismo modo que la putrefacción dentro del estómago transforma todos los alimentos y forma con ellos una pasta, ocurre también fuera del estómago... ¡La putrefacción es incluso la partera de grandes cosas! Muchas cosas se multiplican a su través para que nazca un fruto noble; porque ella es la reversión, la muerte y la destrucción de la esencia originaria de todas las cosas naturales, renacimiento y nuevo nacimiento surgen de ella en múltiple mejora... Pero éste es el mayor y máximo misterio de Dios, el más profundo secreto y milagro que Él ha revelado al hombre mortal. 
La Alquimia como reveladora 
Las grandes virtudes ocultas de la Naturaleza no serían evidentes para nadie si la Alquimia no las sacara a la luz e hiciera visibles. Por lo demás, ocurre como con el árbol: uno lo ve en invierno, pero no lo conoce y no sabe lo que oculta en él hasta que llega el verano, que uno tras otro abre ora el brote, ora la flor, ora el fruto... De igual modo la virtud de las cosas se mantiene oculta al hombre, a no ser que el alquimista la haga brotar como el verano hace brotar la naturaleza del árbol. Cuando el alquimista saca a la luz lo que yace escondido en la Naturaleza, debe saber que en ella siempre actúan fuerzas distintas: unas en el saltamontes, otras en las hojas, otras en las flores y otras más en los frutos verdes y maduros. Porque todo esto es tan maravilloso, que el último fruto de un árbol es enteramente distinto del primero en su forma y condición... Pero una cosa no sólo tiene una virtud, sino muchas, así como las flores tampoco tienen sólo un color, y cada color posee en sí las más variadas tonalidades; y sin embargo forman una unidad y una sola cosa. 
La Alquimia como perfeccionadora 
La Alquimia es un arte que es y tiene que ser necesario... es un arte, y Vulcano el artista en él. Quien sea «Vulcano» será dueño de su arte. Quien no lo sea no conseguirá nada. Pero para entender las cosas de este arte hay que saber sobre todo que Dios ha creado todas las cosas: y de la Nada ha hecho Algo. Este Algo es una semilla; oculta ya en sí la meta de su predestinación y de su encargo. Y como todo se creó imperfecto, no hay nada perfecto, sino que el Vulcano tiene que llevarlo hasta su fin. Las cosas se han creado de tal modo que nos han sido dadas en la mano, pero no en la forma última que les corresponde. También la madera crece por sí misma, pero no se convierte enseguida en leña ni carbón. Lo mismo ocurre con el barro: no se vuelve por sí mismo recipiente alguno. Así ocurre con todo lo que crece en la Naturaleza.

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