Hajo Banzhaf, El Tarot y el Viaje del Héroe. El Tarot como camino iniciático / Todas las enseñanzas espirituales describen este tránsito como una vía de curación, cuya finalidad última es el retorno a la totalidad ...


Es más probable que encontremos las claves para entender el profundo significado de los símbolos en el conocimiento del alma humana, que en sociedades secretas, órdenes y logias, que se llaman a sí mismas esotéricas. En el siglo XX, el psicólogo suizo C. G. Jung abrió una nueva vía a la comprensión del simbolismo arquetípico, y a lo que aún hoy se denomina, acertadamente, la sabiduría secreta. No estamos hablando, sin embargo, de la difusión de supuestos misterios, ni de la búsqueda de significados escondidos. Tampoco es una forma de impedir el acceso al conocimiento, hundiéndolo en la oscuridad. Las imágenes arquetípicas constituyen por sí mismas una fuente de sabiduría, y su naturaleza es secreta, porque tiene su origen en las relaciones esenciales e invisibles, que están más allá del mundo de las apariencias, en la realidad detrás de la realidad. Este conocimiento esotérico está presente en todas las culturas y es más antiguo que cualquier religión, habiéndose convertido, en algunos casos, en el núcleo de su filosofía, generalmente basada en dos temas centrales, el camino de la vida y el significado de la muerte. 
Resumiéndolo lo más brevemente posible, podemos decir que la idea fundamental de dicha sabiduría secreta es que vivimos en una realidad polarizada, en un mundo en el que solo podemos percibir y comprender algo, en la medida en que tomamos su polo opuesto como punto de referencia. No podríamos identificar algo como masculino si no existiera su contrario, lo femenino. Sin la noche, no existiría el día. Sin la muerte, no podríamos ser conscientes de que estamos vivos. Si entendemos esta ley de polaridad como un principio que abarca nuestra realidad de forma total, debemos asimismo afirmar que existe un polo opuesto a la polaridad, que es la unidad inimaginable, lo divino, lo paradisíaco, que cada religión describe de manera distinta, con sus respectivas imágenes y símbolos. La ruptura de esta unidad original, el estado de conflicto, la multiplicidad, y el posible retorno al paraíso perdido, forman parte del conocimiento esotérico con respecto al camino de cada ser humano a lo largo de la vida.
Todas las enseñanzas espirituales describen este tránsito como una vía de curación, cuya finalidad última es el retorno a la totalidad. Igual que la psicología jungiana, partimos de la idea de que el individuo es en un principio incompleto», al estar parte de su totalidad en la «sombra». Esta es una zona de nuestra naturaleza esencial, que la mente consciente experimenta como ajena o ausente y que, gradualmente, acaba por integrar. Mientras permanece en la oscuridad, es fuente de ciertos comportamientos irregulares, con los que intenta atraer nuestra atención. Al aceptarla e integrarla, alcanzamos finalmente la curación. Las 22 ilustraciones de los arcanos mayores nos revelan el camino que debemos recorrer en el transcurso de nuestras vidas. Ello hace que estas cartas sean únicas, adquiriendo una dimensión que va mucho más allá de cualquier lectura posible de una tirada. Aquí es donde se encuentra el significado más profundo, el verdadero corazón del tarot. Una persona que es capaz de comprender las imágenes arquetípicas del viaje, y de reconocer las relaciones existentes entre ellas, seguramente encontrará en los arcanos mayores una forma fascinante y clara de orientación y de ayuda.

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